Los Orígenes de una Visión: La Estación Espacial Freedom
La semilla de la EEI fue plantada en la década de 1980, durante la presidencia de Ronald Reagan en Estados Unidos. En un discurso ante el Congreso en 1984, Reagan expresó la visión de construir una estación espacial permanente que sirviera como plataforma para la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Esta visión, inicialmente conocida como la Estación Espacial Freedom, buscaba establecer una presencia humana continua en el espacio como un hito en la exploración espacial.
El proyecto de la Estación Espacial Freedom representó un desafío técnico y financiero considerable. La construcción y mantenimiento de una estación espacial requería recursos masivos y la colaboración de expertos en ingeniería de todo el mundo. Estados Unidos, consciente de la magnitud del proyecto, buscó socios internacionales para compartir la carga y la responsabilidad de esta empresa ambiciosa.
Colaboración Internacional: Socios y Acuerdos
La visión de la EEI como un esfuerzo internacional comenzó a tomar forma a finales de la década de 1980 y principios de la década de 1990. Estados Unidos invitó a naciones como Canadá, Japón y varios países europeos a unirse al proyecto de la Estación Espacial Freedom. Esta colaboración no solo tenía objetivos científicos y tecnológicos, sino que también tenía implicaciones políticas y diplomáticas significativas.
En septiembre de 1988, se formalizaron los acuerdos con la Agencia Espacial Canadiense (CSA) y la Agencia Espacial Europea (ESA) para participar en el proyecto de la estación espacial. Estos acuerdos sentaron las bases para la expansión de la colaboración internacional en el espacio.
Sin embargo, el contexto político mundial estaba cambiando rápidamente. La Guerra Fría estaba llegando a su fin, y la relación entre Estados Unidos y la Unión Soviética estaba experimentando una distensión significativa. Esto abriría nuevas oportunidades para una colaboración aún más profunda en el espacio.
El Fin de la Guerra Fría y la Cooperación Espacial
El colapso de la Unión Soviética a principios de la década de 1990 marcó un punto de inflexión en la historia de la exploración espacial. A medida que las tensiones de la Guerra Fría disminuyeron, Estados Unidos y Rusia (sucesora de la URSS) comenzaron a explorar nuevas formas de cooperación, incluida la colaboración en proyectos espaciales.
En 1992, se iniciaron negociaciones formales entre Estados Unidos y Rusia para explorar la posibilidad de trabajar juntos en la construcción y operación de una estación espacial internacional. Esta colaboración no solo tenía objetivos científicos, sino que también tenía un significado político y simbólico profundo: dos antiguos rivales espaciales unidos en la exploración del cosmos.
La Construcción de la Estación Espacial Internacional
La culminación de estos esfuerzos llegó con el lanzamiento de la primera sección de la Estación Espacial Internacional en 1998. Esta estación orbital, ubicada a aproximadamente 400 kilómetros sobre la Tierra, ha sido un logro técnico impresionante y una muestra tangible de la cooperación internacional en acción.
La EEI no solo ha servido como un laboratorio de investigación en microgravedad, sino que también ha sido un testimonio vivo de la capacidad de las naciones para trabajar juntas en un esfuerzo común. Más de 15 naciones han participado en la construcción y operación de la EEI, contribuyendo con módulos, experimentos y recursos humanos para mantener esta instalación en funcionamiento.
Teorías de las Relaciones Internacionales y la Cooperación Espacial
Desde la perspectiva de las relaciones internacionales, la cooperación en la construcción y operación de la EEI puede interpretarse a través de diversas teorías que explican las interacciones entre actores estatales y no estatales en el escenario mundial.
Reflexiones finales
La construcción de la estación espacial fue fruto del clima político mundial de la época. Con el fin de las tensiones entre EEUU y Rusia (ex URSS) lo que antes parecía impensado, ahora era posible.
Este clima se explica desde las RRII. Hasta la caída de la URSS, en el mundo dominaba la bipolaridad, que para Waltz es la forma más rentable de equilibrio de poder, ya que limita las posibilidades de revisión cualitativa del status quo por parte de los actores-Estados. Luego de la caída de esta, a nivel espacial y desde mi perspectiva esta bipolaridad y balance de poder continua hasta 2003, cuando China envió sus primeros taikonautas al espacio.
Dicha cooperación puede ser vista a partir del transaccionalismo y del constructivismo. Las principales ideas del constructivismo son "que las estructuras de la asociación humana están determinadas principalmente por ideas compartidas más que por fuerzas materiales” (la noción de que las ideas importan) y “que las identidades e intereses de los actores intencionados se construyen a partir de estas ideas compartidas en lugar de dadas por la naturaleza" (los agentes se construyen socialmente).
Esta teoría plantea además que los estados tienen ideas y sus intereses están constituidos por ideas instituidas por la cultura del sistema internacional. A su vez solamente después que hayan sido expuestas y desagregadas las condiciones ideacionales que posibilitan las explicaciones del poder y del interés, podemos establecer los efectos de la materialidad como tal.
Ole Waever comenta que las instituciones no son algo que los actores construyan racionalmente de acuerdo con sus intereses, dado que ellos actúan en meta instituciones que crean los actores en lugar de ser al revés. Las instituciones y los actores se constituyen unos a otras mutuamente.
Desde un punto de vista transaccionalista, Deutsch comenta que la sociedad segura sería aquella definida como “un grupo de gente integrada, es decir, donde exista la seguridad que los miembros de una comunidad no lucharán físicamente, sino que resolverán sus disputas de otra forma”. Para ello enfatizaba la comunicación mutua entre unidades políticas, mediante transacciones, intercambios políticos, culturales, turísticos, comerciales y de transportes, de modo que se creasen dependencias mutuas. Este nivel de transacciones crearía condiciones de respeto mutuo y tratamiento similar.
En suma, la EEI es resultado del objetivo común creado por los países, que es la presencia continua en el espacio como objetivo de cierto momento histórico y como consecuencia de una época, o sea una construcción mutua del momento y de los intereses. A su vez es una institución que sin duda ha ayudado a la integración de ciertos países, aunque no ha eliminado la competencia. Ha ayudado a fortalecer las relaciones diplomáticas entre EEUU y Rusia, en los distintos niveles, a punto de que cooperaran para cumplir un objetivo de la humanidad como lo era y es la presencia ininterrumpida en el espacio.
La EEI no solo ha sido un logro técnico impresionante, sino también un símbolo de cooperación internacional en un entorno de alta tecnología y complejidad geopolítica. Los socios internacionales en la EEI han demostrado que la exploración espacial puede ser un terreno fértil para la colaboración incluso en medio de diferencias políticas y estratégicas en la Tierra.
El legado de la EEI trasciende sus logros científicos y tecnológicos. Ha sentado las bases para futuras misiones espaciales internacionales y ha fortalecido las relaciones entre países mediante la promoción de normas y prácticas compartidas en el espacio ultraterrestre.